jueves, 19 de septiembre de 2013

Cyberbullying y Adolescencia.

cyberbullying



Este artículo lo voy  a comenzar recordando a Ryan el caso que más me impactó, quizá fue el que  me hizo tomar consciencia de la verdadera magnitud de este problema. 

Ryan,  un adolescente de 13 años  estableció contacto vía SMS y correo electrónico durante el verano de 2003 con una compañera de colegio. Está compañera no tenía ningún tipo de interés por Ryan, simplemente, le seguía el juego. Al finalizar las vacaciones y encontrarse ambos en el colegio, esta compañera lo calificó de “fracasado” y se burló de él delante de todos sus amigos. El 3 de Octubre de 2003, Ryan se suicidó.

Definición de Cyberbullying

Se puede decir que el cyberbullying supone el uso y difusión de información lesiva o difamatoria en formato electrónico a través de medios de comunicación como el correo electrónico, la mensajería instantánea, las redes sociales, la mensajería de texto a través de teléfonos o dispositivos móviles o la publicación de vídeos y fotografías en plataformas electrónicas de difusión de contenidos.
  

El ciberacoso se desarrolla a cualquier hora y utilizando cualquier dispositivo (móvil, pda, tablet, desktop, etc…)  y servicio electrónico (correo electrónico, mensajería instantánea, redes sociales, etc…).
El joven que sufre acoso físico en la escuela, el riesgo de sufrir ciberacoso es siete veces mayor.
Principalmente, los padres, tutores y maestros deben de prestar atención a los indicadores de alarma de este tipo de violencia, como aislamiento, empeoramiento del rendimiento escolar y absentismo.




Tipos de Bullying

 Flaming o Discusión acalorada: Los jóvenes se atacan unos a otros mientras chatean: Puede ser breve y violento pero puede convertirse en una situación en las que los interlocutores insulten y falten el respeto.

Harassment u Hostigamiento:  Insultos graves y vejaciones. El agresor envía cientos de mensajes insultantes.

Ciberacoso: El acosador utiliza distintos medios electrónicos con el fin de perseguir a la víctima. Seguimiento hostil a la víctima con amenazas y falsas acusaciones.

Happy slapping o pegar por divertirse: Los autores agreden a alguien por la calle mientras otros graban la escena y la cuelgan en Internet.

Exclusión: Los autores expulsan a otro joven de su grupo virtual a le niegan el acceso.

Los datos referentes a la magnitud del acoso cibernético resultan muy variados. Existe una estimación que va desde el 4% al 15% de jóvenes afectados en función de cómo se tome la definición de acoso cibernético así como grupo de edades o personas, fecha y otros factores.

Anonimato en la Red

El acoso en la red cuenta con un gran aliado, el anonimato. Los jóvenes pueden adoptar identidades falsas y propagar rumores o mentiras en amplío abanico de personas. Según la publicación Die Polizie, en los ataques cibernéticos se reduce la inhibición natural que se origina al acosar a otra persona, ya que , no se enfrentan cara a cara con sus victimas y no pueden comprobar de inmediato las consecuencias de su conducta

Rasgos del acosador

Estudios realizados revelaron que si hay una factor común entre acosadores y victimas es la baja autoestima de ambos. En el perfil de las víctimas y en acosadores-víctimas se detectó también trastornos de angustia social.

El niño o adolescente acosador busca notoriedad, quiere ser impasible y poderoso, actúa motivado por celos y venganza y en ocasiones ejerce el hostigamiento sólo por aburrimiento.
Cuanto más vinculado se siente el acosador al colegio o a sus compañeros mediante relaciones de confianza o colaboración disminuye el grado de hostigamiento a otros compañeros.

En los acosadores la probabilidad de presentarse de forma habitual otro de tipo de comportamiento problemático, como agresividad o transgresión de normas aumenta cuanto más acosa a sus compañeros. El acoso cibernético puede compensar y también reforzar la baja autoestima.

En el año 2010 un 11,6% de jóvenes entre 12 y 18 años reconocía haber sufrido acoso en la red y un 8% a través del móvil.

Escuchar las señales de alarma

Los jóvenes sometidos a acoso en la escuela declaran que con motivo del mismo sufren depresiones, se siente desamparados y les resulta difícil concentrarse.

Los efectos del acoso virtual se traduce en ciertos signos o señales de alarma que los padres y profesores deben tener en cuenta. Después de una incursión por Internet o recibir en mensaje, el joven se siente irritado, evita el contacto con los compañeros de su edad y empeora el rendimiento escolar.



Está conducta es muy significativa, ya que, no suelen contar su problema a los adultos, concretamente, según investigaciones realizadas sólo uno de cada diez jóvenes informa a alguna persona adulta de sufrir mobbing.

Los adolescentes deben evitar la publicación en sus perfiles de las redes sociales, la publicación de información que se pueda utilizar en su contra. Si un niño o adolescente ya ha sufrido acoso una manera efectiva de reaccionar es recoger todo el material y mensajes de acoso y hostigamiento y enviarlo a los padres del acosador. Si se trata de un acoso inocuo se recomienda borrarlo e ignorarlo.

Si el acosador es del mismo colegio hay que ponerlo en conocimiento de la dirección del mismo así como a los departamentos de orientación y psicopedagógico  en el caso de contar con ellos.

Método ” no blame approach” (no inculpación)

En la década de la años 80 Barbara Maines y George Robinson, psiquiatra y director de una escuela especial para niños con problemas de conducta desarrollaron dicho sistema.

Este modelo parte de la premisa de que el mobbing no puede evitarse en las escuelas y el castigo no sirve de nada. Desde este modelo se propone identificar a los involucrados con la finalidad de analizar juntos los problemas de base que han llevado a esta situación. El objetivo es conseguir la compresión del acosador hacia su víctima para que, finalmente, le pida perdón y establezcan una relación amistosa.

Este modelo es aplicable en situaciones en las que se conozca a los acosadores y pertenezcan a la misma escuela de la víctima.

En todo caso, la sinceridad y la curiosidad por los temas que preocupan a los jóvenes de hoy , tomar en consideración cualquier sospecha de acoso y anteponer la ayuda a la víctima al castigo al autor son las  bases indispensables para los padres, tutores y profesores que deseen resolver con éxito el problema.

RESPONSABILIDAD PENAL DEL MENOR POR CYBERBULLYING

Todos los delitos de los que el ciberbullying puede ser constitutivo de delito quedan recogidos en el Código Penal  en los artículos 169-171, 172-173, 206-210 y 205.

La regulación penal española aplica las siguientes normas en función de la edad del sujeto autor del delito:

1.       Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre, por la que se aprueba el código Penal. Esta norma es de aplicación a sujetos mayores de edad y excepcionalmente, a sujetos menores en de edad comprendidos entre  dieciséis y dieciocho años.

2.       Ley Orgánica 5/2000, de 12 de enero, reguladora de la responsabilidad penal de los menores (en adelante, LORPM). Esta norma señala en su art. 1 que “se aplicará para exigir la responsabilidad de las personas mayores de catorce años y menores de dieciocho por la comisión de hechos tipificados como delitos o faltas en el Código Penal o las leyes penales especiales”. Esta norma reduce la edad para que un sujeto sea considerado imputable y penalmente responsable.

Como establece la Exposición de Motivos de la LORPM la respuesta de Derecho Penal de Menores ha de revestir doble dimensión :

1.       Carácter sancionador: medida judicial frente a la conculcación de una norma penal, lo que fomenta la adquisición de responsabilidad en el menor, sujeto de derechos y obligaciones.

2.       Carácter educativo: prima el superior interés del menor y la prevención especial en educación en el menor, frente a la intención retributiva y de prevención especial propia del derecho penal de adultos.
Así, por aplicación de esta norma, algunas conductas puede que no lleguen a ser castigadas pese a estar tipificadas en el Código Penal por considerarse contraproducente para los menores, o en su caso, por ser realizadas por sujetos menores de 14 años, considerándose estos sujetos inimputables a los efectos de responsabilidad criminal.

                                                                                          by iBonis Project

Bibliografía complementaria: Examining characteristics and associated distress related to internet harassment: findings from the second youth internet safety survey. M.L. Ybarra. 
Prensa Científica.

Absentismo Escolar y Adolescencia.





En realidad, los motivos que inducen a los jóvenes a faltar a clase son muy variados, nos podemos encontrar des querer dormir más, desinterés escolar o evitar los exámenes o profesores. 

No existe una relación clara entre absentismo “normal” y rendimiento académico, si  está claro que una ausencia muy prolongada y sostenida en el tiempo, evidentemente, pasará factura al estudiante en su rendimiento y en su percepción de lo conveniencia de seguir los estudios desembocando en muchas ocasiones en el abandono de los mismos.

La solución siempre pasa por tres actores:  Estudiante, Padres y Escuela

Perfil del alumno que falta a clase

Estudios realizados por investigadores, por otro lado no demasiados, han llegado a la conclusión que es difícil definir un perfil de alumno absentista.  Lo que si se sabe con certeza es que el fenómeno está muy difundido.

En países como Suiza y según estudio sobre una población de 4.000 alumnos (entre 13 y 17 años) el 95% declaró haberse ausentado alguna vez de clase mientras que el 13% declaraba realizarlo de una manera asidua.

Otra encuesta realizada en Alemania sobre alumnos y alumnas, concluyó entre otros resultados,  que son los chicos los que más se ausentan de las clases que las chicas, concretamente, el doble.

Por otro lado suelen ser las clases de primera y última hora del día las que son escogidas para saltarse la clase.

Motivos por los que los alumnos faltan a clase

Hay que tener en cuenta que existen una serie de factores que influyen en mayor o menor medida en la toma de decisión por parte de un alumno que quiere faltar a clase a realizarlo. Sería interesante tener en cuenta estos factores en el momento de realizar un estudio absentismo local.

Los factores socio-económicos, familiares, medio-ambientales, climatológicos, infraestructuras en el entorno al colegio, etc… son algunos  de ellos, por ejemplo, y utilizando un ejemplo  sencillo, los alumnos en colegios cercanos a centros de ocio tienen más opciones de emplear el tiempo arañado a la clase en otras actividades ociosas.

El absentismo escolar en muchas ocasiones suele ser el “cabo” por el que los profesionales en terapia familiar “tiran” y descubren otras anomalías en el núcleo familiar.
En cualquier caso algunos de los motivos de absentismo en algunos países europeos como Suiza o Alemania son:

-          Falta de motivación
-          Enseñanza aburrida
-          Miedo a los exámenes
-          Hacer los deberes
-          Querer evitar al maestro por falta de entendimiento
-          Faltar a clase con los amigos
-          Acoso y violencia por parte de compañeros del colegio. Este último en alza.

Consecuencias de faltar a clase

El absentismo frecuente y sostenido en el tiempo pone en peligro el desarrollo de los niños y jóvenes en relación con aquellos que lo realizan de manera esporádica o de los que no lo realizan.  
Las consecuencias suelen ser mala adaptación al grupo, bajo o muy bajo rendimiento escolar y en muchas ocasiones fracaso escolar con abandono de los estudios.


La conducta de estos alumnos con ausencias frecuentes o muy frecuentes se traslado al ámbito social y familiar con grandes posibilidades de realizar conductas delictivas, daños a la propiedad o falsificación documentas en certificaciones o expedientes académicos que deben ser supervisados por los padres o tutores.

Extensión del problema

El absentismo escolar grave no es sólo el problema del alumno. Cada vez se extiende más la opinión que las escuelas con elevadas cuotas de absentismos niegan a sus alumnos el derecho de recibir una formación.

Muchas de estas escuelas se han puesto manos a la obra y han comenzado valorar la magnitud del problema intentando aplicar soluciones. Un ejemplo de ello es el realizado por algunos colegios en U.K. en el que se lleva un registro de todas las ausencias y sus motivos cuando han llegado a un cierto número se establece una serie de reuniones con  los padres para hablar del problema.

En algunas zonas de otros países como Alemania premian la puntualidad de los alumnos absentistas a clase, así como la justificación “legal” de sus faltas,  mediante una tarjeta de puntos que la custodian los padres del alumno. Finalizado el curso pueden canjear estas tarjetas con puntos por objetos con un valor de hasta 100 euros.


Fuentes consultadas: Die Psicologie Des Lesschwänzens y Prensa científica 

Trastornos Alimentarios y Adolescencia.


Cuando aparecen los trastornos del comportamiento alimentario en la adolescencia, resulta muy complejo y delicado su abordaje. Los profesionales y expertos reiteran la necesidad de establecer indicadores que permitan su prevención.

Es nuestra intención ayudar al lector a conocer un poco más sobre este trastorno que, lamentablemente, cada año en Europa aumenta el número de casos.



Antes de abordar un trastorno de conducta alimentaría hay que descartar cualquier otro origen fisiológico mediante las pruebas diagnósticas prescritas por los profesionales.




Trastornos Alimentarios con mayor penetración en la población adolescente

Hay que tener en cuenta que existen formas mixtas de los trastornos presentados a continuación, es decir, la anorexia puede ir acompañada de de atracones periódicos.

Índice de Masa Corporal˟
Se considera un índice de masa corporal (IMC) para adultos entre un 18,5 y 25. Para niños y adolescentes está en función de la edad y sexo. Como ejemplo de valores de peso normal sería el una niña de 12 años con un IMC  17,5.

IMC (índice de masa corporal) = peso(kg) / altura² (m).


Anorexia Nerviosa

1.      Peso corporal inferior o igual un 15% por debajo del peso normal para sexo y edad. Es te valor correspondería a un IMC inferior a un 15,4 para una chica de 12 años o menor de un  17,7 a partir de los 16 años.


-   2.     Síntomas relacionados con  miedo intenso al aumento de peso, imagen distorsionada del cuerpo, rituales en la alimentación en cuanto a clasificación de alimentos por tolerables y no tolerables así como un elevado grado de perfeccionismo.

-    3.      Adelgazamiento voluntario.

-  4.   Se presenta con una frecuencia muy superior en las mujeres que en los hombres, aproximadamente,  diez veces más.


-    5.      La población que abarca en edades oscila entre los 12 a 28 años con una mayor frecuencia a los 15 años.


Bulimia nervisiosa

- Atracones alimenticios con regularidad y sin control, se puede consumir entre 2.000 y 10.000 calorías en un período de tiempo corto (entre 20 y 30 minutos).


- Limpieza posterior mediante vómitos o el uso de laxantes.


- Máxima frecuencia a los 18 años.


- Es difícil de reconocer por el circulo cercano al adolescente, ya que, el I.M.C. se suele situar entre el 20-25


- Los limites entre anorexia y trastorno por atracón está muy difuminados.

Trastorno por atracón

-   - Entre dos o tres veces a la semana importantes atracones en los que se puede llegar a consumir entre 1.000 y 3.000 calorías en  20 o 30 minutos.

-   - No se produce la limpieza posterior mediante vómito o laxantes.

-   - Afecta entre el 20% y el 30% de las personas obesas.

-   - Afecta por igual a hombre y a mujeres.


Obesidad

-   - Importante sobrepeso con riesgo serio de padecer diabetes y enfermedades cardiovasculares, el   IMC se sitúa por encima del 30 en adultos.

-   - Afecta a un 10% en niños y adolescentes y 20% en adultos y en aumento.

-   - Afecta por igual a hombre y a mujeres.



Los Inicios

El riesgo de los trastornos alimentarios aumenta con el inicio de la pubertad, ya que, en ese momento, la apariencia externa cada vez tiene más importancia en la autoestima así como la impresión que pueda causar a los compañeros y a su círculo social. En este marco son las chicas las que sufren mayor presión para estar delgadas.

Es el motivo por el cual las adolescentes sufren diez veces más anorexia o bulimia que los varones de la misma edad.


A todo lo anterior le añadimos entorno familiar conflictivo, problemas escolares en muchas ocasiones motivados por el propio nivel de perfeccionamiento auto-exigido y hoy en día está tomando especial relevancia las actividades deportivas o artísticas en las que se requiera una imagen física con unos patrones establecidos referente a masa corporal, peso, etc… motiva que aparezca una fijación inconsciente hacia el cuerpo y la conducta alimentaria.

Señales de alerta y respuestas

Algunas señales de alerta serían:
  1. El niño o niña se siente gordo a pesar que adelgaza o incluso presenta un peso inferior.
  2.  Negación de tener hambre a pesar de no haber ingerido alimento durante un          tiempo elevado.
  3.  Exceso de ejercicio físico con el objetivo de “quemar” todo lo ingerido.
  4.  Vómitos después de las comidas y visitas frecuentes al cuarto de baño.
  5.  Se alimenta a escondidas.
  6.  Hurta alimentos y esconde comida por su cuarto o por toda la casa.


Las respuestas, evidentemente, pasa por una observación continua durante un tiempo prudencial para asegurarse que es una conducta anómala y una vez verificado que no es una conducta normal, sin dudarlo, acudir a los profesionales para asesoramiento, diagnóstico y seguimiento clínico.

Dicho la anterior podemos indicar que sería buenas respuestas:

-   
    Intentar ver al niño o niña en su conjunto y evitar criticas a su alimentación y figura.
a  Si adelgaza de una manera evidente acudir al médico para descartar causas orgánicas.
    Educarle y  mostrarle los beneficios de una buena nutrición a su edad.


-  Nunca establecer un tratamiento por cuenta propia. Es un problema que puede permanecer  durante años si no lo tratan profesionales cualificados.

-  Nunca presionar ni angustiar al niño o niña. Es interesante hacerle partícipe de las decisiones alimenticias, que por otro lado nos ayudarán a valorar como va evolucionando su conducta.

-  Es muy conveniente, en función del grado de confianza, que sea el propio adolescente el que decida compartir las sesiones con los padres o no. Los padres siempre estarán informados por los profesionales de la evolución.


Conclusión

En el diagnóstico clínico de un trastorno en la conducta alimenticia como padres tenemos que entender que algo se nos ha escapado de las manos y no hemos sabido prevenirlo. Por eso, es muy importante saber interpretar los indicadores que nos emiten nuestros hijos en todos los terrenos, en el alimenticio aún con mayor motivo.

Por otro lado, en el momento en el que el diagnóstico del trastorno tiene “nombre”, hay que involucrar a todos los actores que intervienen en el circulo social, educativo, lúdico, etc… del niño o niña para asegurar una intervención eficaz en el problema.

Fuentes consultadas:  CIE-10 y DSM-IV / DSM-V
Recognizing & preventing adolescent eating disorders and muscularity problems. L.Smolak y M.P. Levine. The prevention Researcher.
Prensa Científica.